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El origen de las EAS lo encontramos en las ETV (Experiencias Vitales Traumáticas) no resueltas, que son la causa “invisible” del estrés tóxico crónico presente en todas las personas con enfermedades autoinmunes, facilitando en pacientes vulnerables la manifestación de los síntomas sistémicos propios de los enfermos de EAS. Específicamente, hemos buscado evidencia científica sobre un tipo de ETV: “los trastornos de apego en el desarrollo” y “los trastornos psicosociales” (TEPT). Pasamos a sintetizar y referenciar los estudios científicos que ponen de manifiesto la relación entre este tipo de trastornos de apego y experiencias traumáticas en el desarrollo y la posterior manifestación de EAS.
Muestra: 54.763 mujeres (EUA)
Estudio longitudinal (24 años): todas las mujeres fueron evaluadas para determinar si habían estado expuestas a experiencias psicosociales traumáticas (con o sin estrés post traumático asociado).
Conclusiones: Las mujeres que habían sufrido experiencias psicosociales traumáticas con estrés postraumático, tenían un 2,97 más veces la probabilidad de desarrollar LUPUS ERITEMASO SISTÉMICO (“LES”: la enfermedad autoinmune sistémica más común), en comparación con las mujeres que no habían sufrido ningún trauma.
Además, los resultados revelaron que las mujeres que habían estado expuestas a cualquier tipo de trauma, independientemente de si presentaban síntomas de estrés postraumático (TEPT), tuvieron 2,87 más veces el riesgo de padecer “LES”.
Según este estudio, los resultados confirman que un trauma psicosocial puede aumentar la probabilidad de padecer una enfermedad autoinmune sistémica.
Los datos de este estudio se suman a la numerosa evidencia científica que demuestra cómo nuestra “salud mental” afecta sustancialmente a nuestra “salud física”, haciendo que el abordaje de los “traumas psicosociales” y de la “salud mental” (pocas veces tenidos en cuenta en las “enfermedades físicas”), sean prioritarios y urgentes.